#CitiesVSmultinationals – Salvem el Sant Pau!


¿Qué tipo de ciudad queremos?”. Una pregunta inseparable de estas otras: “¿Qué tipo de personas queremos ser? y ¿Qué tipo de relaciones sociales queremos priorizar?”.

Primera parte del artículo “Ciudades escaparate, ciudades plaza: una visión de Barcelona construida sobre la solidaridad” publicado en El Salto.

Artículos de Guernica Facundo, parte de la serie #CitiesVSmultinationals; una publicación de ENCO.

Salvem el Sant Pau!

Un ejemplo que reúne casi todos los elementos en pugna entre la ciudad escaparate y la ciudad plaza es el Gimnasio Sant Pau.

“Vivir en el Raval da carácter, el mismo que usamos para quedarnos la gestión del Sant Pau junto con sus deudas”. Una declaración de principios con el que los trabajadores y trabajadoras, que llevaban más de veinticinco años en el proyecto (con una antigüedad de 75 años), cogieron las riendas abandonadas por los antiguos propietarios, que prefirieron dejar un legado colmado de deudas y de descapitalización por la compra de activos mobiliarios, en uno de los barrios más complejos de la ciudad, el Raval.

Los socios trabajadores entendían el comercio de proximidad como oportunidad de cambio en el territorio y ello les marcó el camino hasta convertirse en la cooperativa sin ánimo de lucro que son hoy. El Sant Pau no es un gimnasio cualquiera, es un gimnasio social que desde 2012 se sustenta gracias a 500 socias y socios aunque acoge a más de 900 usuarias que no siempre pueden pagar su cuota. “Explicar el Gimnasio Social Sant Pau a alguien que no lo conozca no es fácil. Su composición con un 65% de migrados, socios sin techo, las señoras María de toda la vida, socios con más de 25 años de antigüedad, lo mejor y lo peor del Raval, nos da un bendita complejidad.”

Tener horarios especiales durante el Ramadán, organizar vestuarios trans, ser el único gimnasio del Raval donde puedes apuntarte siendo migrante y sin estar en situación de regularización, dar acceso a adolescentes a cambio de un seguimiento de su expediente escolar, adaptarse a las posibilidades económicas de la gente del barrio, acoger cada año de forma gratuita 400 niños en riesgo de exclusión social y otras 300 personas adultas de colectivos desfavorecidos… como afirman en el Sant Pau “nos ha dado singularidad, nos ha dado alma”.

Una alma en permanente riesgo. En 2015 casi tiraron la toalla: la subida del IVA cultural, la continua subida del precio del agua y la electricidad (que suponían un gasto de casi 6.000 € mensuales en 2016) y seguramente una gestión mejorable, les hicieron pedir ayuda al Distrito de Ciutat Vella (al que pertenece el Raval). Con la promesa de una ayuda económica del 5% del presupuesto del gimnasio, los apoyos políticos de tres formaciones locales (Barcelona en Comú, ERC i la CUP), del Comisionado de Economía Social y Solidaria y de Barcelona Activa, los socios cooperativistas decidieron priorizar pagar sueldos y consumos antes que los alquileres, esperando la llegada de la ayuda económica para afrontar estos últimos.

Dicho apoyo tardó un año en concretarse y ello generó una deuda con la propiedad. Uno de los momentos más delicados se produjo en 2016, cuando la propiedad (una familia burguesa barcelonesa “de toda la vida”) reclamó alquileres atrasados y decidió demandarlos pidiendo su desahucio; este que debía ejecutarse en enero de 2017. “La propiedad, la familia Samaranch, y sus abogados, Quatrecases, no son enemigos pequeños”.

Las trabajadoras y usuarias del gimnasio se unieron en una campaña de microfinanciación para conseguir que los propietarios del inmueble aceptasen el pago pendiente y asegurar la viabilidad económica del proyecto. Tal como relataban en esos días las socias del Sant Pau: “Nuestra propuesta: ponernos al día en 15 días y continuar. La suya: que paguemos y nos marchemos”. La finca donde se encuentran, en el 46 de la ronda Sant Pau, es todo un caramelo inmobiliario.

La cooperativa Coopdemà, especializada en gestión económico-financiera, Coop57 y un numeroso grupo de miembros de la XES (Xarxa d’Economia Solidària de Catalunya) apoyaron la viabilidad del proyecto y la campaña de microfinanciación. La paradoja era que las personas trabajadoras no podemos capitalizar su paro para solidificar el proyecto sin tener la certeza que podían continuar y negociar un préstamo con Coop57 que garantizaría su continuidad a nivel económico.

Ante la presión vecinal, ya que el Sant Pau reunió más de 20.000 firmas, el Ayuntamiento también se alineó con la cooperativa y se comprometió en la compra de la finca que evitase seccionar parte de las instalaciones del gimnasio y, además, permitiese construir pisos de protección oficial. En mayo de 2018 el pleno municipal aprobó la compra del edificio y la construcción de vivienda social anexa, pero ello no se ha materializado todavía.

Una reducción del equipo de trabajo y rebaja de los sueldos un 30% no fueron suficientes. En diciembre de 2018 tuvo que ser la fundación La Esperanza, de la empresa Agbar (de gestión del agua en Barcelona), quien ayudó a la cooperativa a sufragar gastos de estructura. En 2019 la Generalitat se comprometió a saldar las deudas a la Seguridad Social con una dotación a fondo perdido, y el Ayuntamiento a hacerse cargo de la cuota mensual de las personas vulnerables: 206 personas sin recursos en 2019 han sido derivadas al gimnasio por los propios servicios sociales del consistorio

La próxima lucha se producirá a mediados de 2020, cuando finaliza la prórroga del alquiler firmada por la propiedad. Esta sigue manteniendo su intención de vender el edificio y su oferta de venta ha aumentado como lo han hecho los precios inmobiliarios en la ciudad. El centro ha vivido episodios que amenazaban su existencia o que parecían un salvamento definitivo, pero sigue en una situación intermedia donde lo único que tienen claro es que hoy aun pueden continuar dando servicio a sus usuarios, tanto los que pagan como a los que no. “No dejaremos que el gimnasio se convierta en un nuevo hotel o Airbnb”, defiende Ferran Aguiló, uno de sus socios cooperativistas más activos de la defensa del proyecto.

 

La serie de artículos Ciudades VS Multinacionales es una publicación de ENCO – Red Europea de Observatorios de Transnacionales, una red de organizaciones europeas de la sociedad civil y de medios, dedicadas a investigar corporaciones transnacionales y el poder corporativo. La publicación ha sido coordinada por Corporate Europe Observatory (CEO), Observatori del Deute en la Globalització (ODG), Observatoire des multinationales y Transnational Institute (TNI).

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