La COP28, una nueva oportunidad perdida para poner fin a los combustibles fósiles
La COP28 ha sido una cumbre polémica desde sus inicios, con una presidencia estrechamente vinculada a los combustibles fósiles y una presencia de lobbistas nunca vista, ha concluido esta madrugada del miércoles con un acuerdo insuficiente. Nuestras compañeras Bruna Cañada y Claudia Custodio viajaron a Dubai para realizar su seguimiento.
24 horas después de lo previsto se aprobó el primer balance global del Acuerdo de París que evalúa el trabajo de los países en la adopción de medidas para hacer frente a la emergencia climática y marca la hoja de ruta para conseguir los compromisos futuros. Aunque el documento habla por primera vez de combustibles fósiles, relacionándolos directamente con la situación de emergencia climática, éste no compromete a los países a abandonarlos, sino simplemente a reducir los más contaminantes.
A pesar de las primeras declaraciones de Al Jaber asegurando que la ciencia no había demostrado que la eliminación de los combustibles fuera necesaria, el acuerdo final reconoce el trabajo del IPCC y la necesidad de hacer grandes cambios para contener el aumento de temperatura por debajo de los 1,5 °C. Ahora bien, el jarro de agua fría llega con una carta blanca a las falsas soluciones.
La disputa lingüística entre el “phase-down” y el “phase-out”, ha dado lugar a un nuevo término, “transition away”, una manera de referirse a “dejar atrás” o “transitar hacia”. Esto es problemático porque en ningún caso se habla de la necesidad de abandonar definitivamente los combustibles fósiles”. Este abandono insuficiente de los fósiles se pone al mismo nivel que el fomento de alternativas como el hidrógeno bajo en carbono, la energía nuclear o las tecnologías de almacenamiento de carbono. Tecnologías que continúan dependiendo del aumento de la extracción de combustibles fósiles, y por tanto, no representan una alternativa real para hacer frente a la emergencia climática.
En cuanto a la financiación, se ha puesto sobre la mesa la incapacidad de las partes de conseguir los 100.000 millones de dólares para el fondo de pérdidas y daños, y la dificultad de obtener una financiación pública que no implique condicionalidades, ni un aumento de la deuda externa de esos países que están sufriendo más directamente las consecuencias del cambio climático. Por otro lado, aunque se menciona la necesidad de financiación para la adaptación y la voluntad de duplicar la financiación actual, según el informe Adaptation Gap Report, la suma sería insuficiente para cubrir las necesidades reales. Sin una financiación anticipada, transparente y de calidad, se seguirá perpetuando un modelo de globalización injusto que teñirá de verde los países enriquecidos y dejará el gris, las inundaciones y los desplazamientos para los países empobrecidos.
COP29 en Azerbaiyán
Y después de una COP28 poco ambiciosa en cuanto a la eliminación de combustibles fósiles, la próxima cita en 2024 también apunta maneras. La COP29 tendrá lugar en otro país petrolero, Azerbaiyan.
Azerbaiyán está gobernado por la familia Aliyev desde el año 1991 y tiene una lista larga de prisioneros políticos, opositores al régimen y defensores de derechos humanos que han sido sistemáticamente reprimidos por el régimen de los Aliyev. El pasado mes de noviembre los periodistas Sevinj Vagifgyzy y Ulvi Hasanli fueron arrestados por investigar la riqueza de la familia. El actual presidente del país, Ilham Aliyev, fue considerado corrupto en el año 2012 por el Organized Crime and Corruption Reporting Project.
La empresa nacional de hidrocarburos azerbaiyana ha hecho negocios con la Unión Europea para exportar gas a través del Corredor de Gas del Sur (gasoducto Azerbaiyán-Italia) y recientemente ha sido una de las empresas escogidas por Israel para explorar las reservas de gas del Mar de Levante en pleno genocidio en Gaza. Azerbaiyán también tiene una fluida relación con Israel por la compra de armas al régimen sionista.
Para ver los videos de seguimiento de nuestras compañeras, desde Dubai: