El daño sin precedentes a ambos gasoductos es, sin lugar a dudas, un sabotaje, señala el especialista. Queda por saber quiénes han sido los saboteadores, aunque sin olvidar los impactos sociales y los gravísimos daños ambientales y climáticos ocasionados.
Ni el mismísimo Andreas Malm, autor del libro Cómo dinamitar un oleoducto, hubiera imaginado un escenario como este. El Nord Stream 1 y 2, las mayores arterias de gas a la Unión Europea, han reventado, hasta el momento, por cuatro sitios. Ya no queda nadie que pueda sostener que es una casualidad. El daño sin precedentes a estos gasoductos es, sin lugar a dudas, un sabotaje. Pero entonces, ¿quiénes han sido los saboteadores?
Putin, Biden y Von der Leyen
Las opiniones encontradas que se están vertiendo en estos días parecen un buen reciclaje de la dialéctica de la Guerra Fría. Por tanto, la cosa se reduce a saber quién golpeó los gasoductos: ¿Ivan Drago o Rocky Balboa?
Por un lado, los políticos y medios occidentales apuntan a Vladimir Putin. Pero, sinceramente, ¿para qué iba a agujerear Putin unos gasoductos de los que tiene la llave de paso? En la historia reciente, ha habido diferentes episodios donde Rusia ha utilizado las llaves de paso como herramienta política. Por ejemplo, en 2006 y 2009, cuando el conflicto por el precio del gas con Ucrania provocó el cierre de la red de gasoductos que circula por la exrepública soviética y alimenta la mayoría de los países de la antigua Europa del Este, causando estragos en pocas horas. Y muy recientemente, en septiembre de 2021, cuando redujo las exportaciones a Europa sin justificación, provocando una escasez artificial y una subida de precios, a la vez que aumentaba la tensión con Ucrania. Para el Kremlin, el sabotaje a los Nord Stream le hace perder una gran parte de esa doble palanca de poder: sobre el suministro y sobre los precios y, por ende, sobre nuestras facturas.
También hay quien asegura que reventar los gasoductos es una medida de fuerza de Rusia, que vuela los puentes con occidente y que, a la vez, busca una mayor cohesión interna acusando a los atlantistas. En todo caso, la demostración de fuerza le saldría bien cara: la inversión en los Nord Stream, compartida entre Gazprom y empresas europeas, se calcula en 18.500 millones de dólares –7.500 millones para el Nord Stream 1 y 11.000 millones para Nord Stream 2–, y el gas perdido en las fugas costará unos 600 millones.
Autor: Alfons Pérez
Fecha: 20/09/2022
Foto: Reuters
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