Opinión | CTXT| Proteger el comercio internacional antes que a la población de Gaza


EE.UU. pone en marcha una coalición para garantizar el tráfico marítimo de mercancías por el Mar Rojo, amenazado por la milicia yemení Ansuralá

Por Alfons Pérez (ODG) y Juan Bordera.

“La reciente escalada de imprudentes ataques de los hutíes procedentes de Yemen amenaza el libre flujo del comercio, pone en peligro a marineros inocentes y viola el derecho internacional”.

Estas declaraciones del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd J. Austin III, ilustran perfectamente la preocupación del poder económico ante la interferencia de los flujos internacionales de mercancías a través del Mar Rojo. Parece que la legitimidad del derecho a defenderse de Israel amplía sus fronteras: también hay que defender la actividad comercial, acentuando aún más la brecha entre el interés del negocio y el olvido de las víctimas civiles que se acumulan a poco más de 500 kilómetros del Canal de Suez.

Los ataques selectivos de Yemen y el temeroso comercio internacional

La respuesta de la organización hutí chiita del Yemen, Ansuralá, al genocidio en Gaza ha sido en forma de ataques selectivos a barcos que tengan relación con Israel. Estas acciones certeras han provocado una reacción en cadena de las grandes empresas que quieren proteger sus intereses ya que aproximadamente el 12% del comercio global y el 30% del de contenedores pasan por el Mar Rojo.

Según Reuters, las corporaciones están monitorizando la situación y están tomando medidas. Por ejemplo, las químicas alemanas BASF o Covestro y las suecas Volvo (automóvil) y Essity (productos de higiene) aún no ven riesgo en sus cadenas de suministro. Electrolux (Suecia, electrodomésticos), en cambio, está estimando rutas alternativas. Ikea (Suecia, muebles), por su lado, afirma que implicará retrasos y restricciones en algunos productos.

Pero también hay transnacionales que han decidido que sus mercancías no circulen por el estrecho de Bab-al-Mandab. La petrolera noruega Equinor, la empresa de fertilizantes de los Estados Unidos, Mosaic, la hongkonesa OOCL, la francesa CMA CGM y la alemana Hapg-Lloyd, las tres de transporte de marítimo, han anunciado una suspensión de la circulación por el Mar Rojo. Aunque, sin duda, el mayor impacto en el comercio internacional lo han provocado la gigante británica de hidrocarburos BP, y dos de las mayores flotas mundiales de tránsito marítimo de mercancías,  la danesa Maersk y la italosuiza Mediterranean Shipping Co., que han redireccionando sus cargas por el Cabo de Buena Esperanza, un viaje que puede sumar de siete a diez días más para llegar a puerto.

Las consecuencias en los mercados no se han hecho esperar: un aumento del precio de barril Brent en un 3% en apenas una semana y un 2% para el gas en el mercado europeo de referencia. A la subida de los hidrocarburos se añade el incremento de precios de las aseguradoras, que han pasado de cobrar un promedio de 0,07% del valor del cargamento a principios de diciembre al 0,5-0,7% actualmente, un aumento muy sensible cuando hablamos de un valor de carga de centenares de millones de dólares. Por último, el cambio de ruta de las grandes navieras ha afectado directamente a Egipto, que ha dejado de ingresar los pagos por el paso del Canal de Suez. El país del Nilo ha tenido un papel muy cuestionable en el genocidio en Gaza e incluso ha sido acusado de negociar con Israel un canje de deuda por refugiados gazatíes, dado que su situación económica es muy delicada.

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