Ante la grave situación ambiental y el contexto de la pandemia del covid19, las propuestas institucionales bajo el paraguas de los Pactos Verdes, lejos de ser soluciones ecosociales justas, han virado hacia el capitalismo verde. Desde el ODG las analizamos.
Pactos Verdes en tiempos de pandemias
Las claves para profundizar
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Reacciones políticas a las consecuencias de la emergencia climática
Aún no nos habíamos recuperado de la crisis financiera de 2008 cuando, de manera totalmente inesperada, un virus microscópico y empecinadamente contagioso irrumpió en nuestras vidas, y se propagó por el mundo a través de los canales tejidos por la globalización. Su impacto en la economía ha sido severo, pero culpar de todo a la COVID-19 sería demasiado fácil. La pandemia ha acelerado la llegada de un nuevo ciclo de crisis que nunca desapareció del todo y que se entrelaza y amplifica con otros retos globales del siglo XXI.
La respuesta de los Pactos Verdes
Cada vez más podemos encontrar una mayor coincidencia en el diagnóstico entre la clase política. Y es que la ciencia aprieta. Por un lado, declara que estamos al borde del colapso ecológico, con un aumento continuado de las emisiones de CO2 y con la pérdida masiva de biodiversidad. Por otro lado, certifica que el avance de la actividad humana en los ecosistemas facilita el salto del virus de animales a nuestra especie, como ha pasado con la COVID-19. Con estos argumentos, es difícil no reconocer que alguna responsabilidad tendrá el modelo económico y sus máximos beneficiarios.
Bajo la asunción de esa situación crítica ahora acrecentada por la pandemia, nacieron, hace poco más de un año, numerosas propuestas institucionales que planteaban programas de reformas de la economía. El concepto que las aglutina es el Green New Deal, una corriente dinámica que ha sido percibida como una ventana de oportunidad para hacer visibles otros pactos verdes de naturaleza, origen, enfoque y calado bien diverso. Tanto es así que podemos encontrar posiciones neoliberales y neokeynesianas, como el Pacto Verde Europeo, posiciones progresistas de los demócratas en EE. UU., protagonizadas por Alexandra Ocasio-Cortez, coaliciones de activistas e investigadores europeos que publicaron el Nuevo Pacto Verde para Europa, organizaciones latinoamericanas postextractivistas que han impulsado el Pacto Ecosocial del Sur o pactos verdes feministas que trazan sus demandas desde el ecofeminismo.
Un sistema que solamente cambia de color
La llegada de la pandemia a Europa, en vez de acallar las políticas verdes de las instituciones, ha establecido una “relación virtuosa” entre ellas: el Pacto Verde Europeo ha pasado a ser el marco de referencia para la recuperación económica. El pacto era llamado a ser la nueva estrategia de crecimiento de una economía verde y digital que resituará la Unión Europea como un actor más protagonista del escenario global. Pues bien, la pandemia, en vez de subordinar ese plan, lo ha proyectado a lo más alto de las agendas políticas, pero sus problemas y controversias asociadas emergen con más fuerza: crecimiento verde bajo el supuesto de que se puede crecer y, a la vez, reducir drásticamente el consumo y las emisiones; extractivismo para la transformación tecnológica sin importar demasiado su viabilidad biofísica o los impactos en comunidades del Sur Global; empleo bajo una digitalización que masculiniza el trabajo y que quiere más máquinas y menos personas, y una recuperación verde con instrumentos como el Next Generation EU, cargado de miles de millones de dinero público, que está ampliando el “consenso verde” de las grandes corporaciones por la oportunidad que este ofrece para transformar su modelo de negocio.
Ante esta situación, cabría preguntarnos qué podemos hacer. Parece lógico pensar que es el momento de conectarnos más y mejor, tejer red y generar frentes comunes desde la diversidad. Es importante abordar temas de fondo y complejos, como la desmercantilización, la despatriarcalización y la descolonización de nuestras prácticas e imaginarios, bajo la construcción o no de un pacto verde que nos sirva como elemento táctico. Pero también convocarnos para entrar a debatir temas que preocupan a la gente; seguramente los dos más relevantes son, ahora mismo, la salud y el trabajo.