¿Sabíais que existe una ruta europea de las tierras raras? Este viaje nos lleva hasta el Círculo Polar Ártico en Suecia y hacia el este de Europa. Una serie de reportajes elaborados por Alfons Pérez, investigador en justicia climática del ODG, y disponibles en Climática-La Marea.
Si pensamos en el Círculo Polar Ártico desde nuestras latitudes nos invaden las imágenes de paisajes blancos y despoblados, donde el rigor climático da ventaja a una naturaleza prístina e inalterable. Pero el Ártico también es territorio de explotación de recursos, desde Alaska hasta la península de Yamal. Y Kiruna no es una excepción. Es imposible llegar a esta ciudad y no percibir que está atravesada por la historia de la minería.
Kiruna fue fundada a finales del siglo XIX cuando se construyó la línea ferroviaria entre Gällivare y el puerto de Narvik en Noruega, para explotar las inmensas vetas de hierro de las montañas de Luossavaara y Kiirunavaara. Actualmente produce el 80% del hierro europeo. Como suele suceder, la actividad extractiva eclipsa otras cosas que suceden en paralelo: el reclamo turístico de las auroras boreales y los paisajes nevados, y la vida del único pueblo indígena europeo: los Sámi. La compañía nacional minera LKAB, que toma sus dos primeras iniciales de las dos montañas antes mencionadas, ofrece tours turísticos para visitar la mina de hierro subterránea más grande del mundo, un auténtico publirreportaje de las bonanzas de la empresa. Los Sámi, en cambio, luchan por tener visibilidad y agencia a través del museo y hotel Samegården en la misma ciudad o en el museo de Jukkasjärvi , a 20 kilómetros de Giron –literalmente, perdiz blanca, la denominación del pueblo sámi para Kiruna–, lugares de visita obligatoria para aquellos que quieran conocer más del paisaje humano de la región.
En enero de 2023 saltaba la noticia de que LKAB había descubierto el mayor depósito de tierras raras de Europa. Su CEO, Jan Moström, no tardó en decir que eran buenas noticias para “la región y los suecos, pero también para Europa y el clima”. Y añadió: “Padecemos un problema de suministro. Sin minas no hay coches eléctricos”, dijo apelando a las dependencias del exterior y al vínculo interesado entre la actividad económica de su empresa y el futuro de la transición ecológica basada en tecnologías limpias.
Desde la vivencia en primera persona, Karin K Niia, portavoz y propietaria de un rebaño de renos de la Comunidad Sámi de Gabna, nos cuenta cómo resiste el pueblo sámi a la fiebre por las tierras raras. «Estamos enfrentando las consecuencias del Reglamento y de las decisiones tomadas por la Unión Europea. Dos de los proyectos afectan a mi comunidad. Uno es el depósito de tierras raras de Per Geijer, que está aquí en Kiruna. Y el otro es Talga, Nyunjasvara, para la extracción de grafito. La compañía LKAB ha presentado números nuevos con respecto a la mina existente en Kiruna y la consecuencia es que dos terceras partes de la ciudad tienen que ser demolidas y la gente tiene que dejar sus casas».
No era el plan inicial: a causa de la ambición del extractivismo, se ha ampliado y más de 6.000 personas tendrán que irse debido a la expansión de la mina durante la próxima década. «Y, por supuesto, estas personas tienen que vivir en algún lugar. El terreno donde van a construir es el terreno que necesitamos para el pastoreo de renos. Así que esta noticia nos ha puesto en una situación aún peor que hace pocos meses. Y luego tenemos la reapertura de la mina de cobre. La zona de los aerogeneradores, en las afueras de Kiruna, es el lugar donde la compañía Viscaria empezó a abrir la antigua mina de cobre, bombeando agua contaminada de la explotación en el agua potable, que es necesaria para nosotros como humanos, pero también para los renos. Además, han expandido sus planes para la mina y han obtenido nuevos permisos para investigar y minar en otros lugares cercanos. Así que, en general, la situación se ha vuelto aún peor», explica.
Pero la apuesta por los recursos de Groenlandia o Suecia no tendrían sentido sin las capacidades industriales de Estonia, una mezcla de know-how soviético e inyección de dinero público europeo que la posicionan en un lugar privilegiado para el procesamiento de tierras raras y la fabricación de imanes permanentes. La creación de cadenas de suministro de las tierras raras, lo que en el argot industrial se podría llamar ‘de la mina al imán’, fuera de la órbita china es un asunto de alta prioridad para la Unión Europea. Prácticamente al mismo tiempo que se descubría el depósito de Per Geijer en Kiruna, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaraba que el desarrollo de la minería de tierras raras en Groenlandia y la capacidad de procesamiento en Estonia permitirán la primera cadena de suministro europea «de la mina al imán» europea. Pocos meses después se firmaba un acuerdo de asociación estratégica con Groenlandia sobre “cadenas de valor sostenibles de las materias primas”.
La ruta europea de las tierras raras es un trayecto aún por consolidar, pero no hay dudas del interés de Bruselas en conseguir que funcione. A saber, los impactos sociales, ambientales, la inyección de recursos públicos a empresas privadas, etc. son daños colaterales que se deben asumir para conseguir el bien superior: la descarbonización.
Pero el fin no justifica los medios. Si bien es cierto que la relocalización de las cadenas de suministro de materias primas a Europa puede ser visto como un ejercicio, no solamente de autonomía estratégica, sino de responsabilidad y justicia global, no es menos cierto que reproduce patrones extractivistas a la interna y genera una larga batería de preguntas: ¿hay que trasladar el pueblo de Kiruna para ampliar la mina o hay que reducir el ritmo de extracción minera? ¿Se debe abrir el depósito de Per Geijer o se puede evaluar la demanda de tierras raras para saber si es estrictamente necesaria más extracción primaria? ¿Conservamos y ensalzamos el legado ancestral de la cultura Sámi o damos prioridad a la actividad extractiva? ¿Alimentamos con fondos públicos el procesamiento de tierras raras y la fabricación de imanes permanentes, aunque alimenten a la industria de defensa?
Desde Kiruna hasta Luleaͦ y desde Sillamäe hasta Narva, la proyección de la cadena europea de suministro de tierras raras tiene más que ver con un ciclo de expansión que con una transición verde. Un razonamiento bien distinto sería plantear una reconversión industrial que tuviera en cuenta una drástica reducción de la demanda de materias primas, una apuesta decidida por el reciclaje o extracción secundaria y, bajo la premisa de la extracción indispensable, una democratización de la producción primaria y del flujo de materiales.



