Grècia debe pagar 1.544 millones de euros al FMI en el mes de junio. Su gobierno ya ha anunciado que no tiene el dinero para pagarlos, y que sólo podrá pagar si se le facilita el último tramo del segundo rescate de 7.200 millones, cosa que la Troika sólo hará si el gobierno hace más concesiones en materia de pensiones y salarios. Grecia debería hacerle un favor al mundo entero y negarse a pagar al FMI, institución con un historial desastroso como acreedor y que actúa como títere político de sus ‘principales accionistas’.
La comunidad acreedora se enfrenta a otro momento de conmoción y pavor esta semana, a medida que más y más actores influyentes argumentan que Grecia debería dejar de pagar los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y más bien utilizar los escasos recursos públicos para hacer frente a su crisis económica y humanitaria. Mientras que el primer ministro Tsipras todavía trata de aliviar a los acreedores, la idea está aquí para quedarse. Y es buena: Grecia no sólo debe posponer pagos de préstamos, sino declarar su quiebra – detener los pagos al FMI para siempre. Esto ayudaría a fin de reformar el FMI desde el títere político que es ahora en un instrumento de respuesta a la crisis real y efectiva.
Préstamos sin riesgo puede convertirse rápidamente en préstamos irresponsables.
Quien sea que pierda en una crisis de la deuda – y por lo general hay muchos perdedores – el FMI está siempre fuera del grupo. Es una práctica común que los prestatarios otorguen la condición de acreedor preferente al FMI, y que paguen los préstamos del FMI en su totalidad y de manera puntual. Si bien no está escrito en ninguna parte en el derecho internacional que haya tal cosa como una condición de acreedor preferente del FMI – ni siquiera en los propios artículos de los Acuerdos del FMI – todos los países se adhieren tradicionalmente a esta práctica. Esto incluso lo aplican países como Argentina, que han sido considerados deudores recalcitrantes por jueces de Estados Unidos y no tienen intención de mantener buenas relaciones con el FMI.
Pagar el FMI a menudo se produce con altos costes de oportunidad para el desarrollo de los países prestatarios, y para los otros acreedores que son forzados a aceptar una quita, que puede ser más grande si el FMI no participa en una reestructuración de la deuda. El hecho de que todo el mundo pague al FMI significa que el préstamo es esencialmente libre de riesgo para ellos. Y como en todos los demás casos, cuando los préstamos se consideran libres de riesgo, el prestamista tiene incentivos para actuar de manera irresponsable, y para hacer cosas realmente estúpidas.
Historial del FMI es desastroso.
La participación del FMI en las operaciones de rescate de la Troika en beneficio de los acreedores privados de Grecia, que comenzó en el año 2010, ha sido uno de estos casos desastrosos. Estaba claro desde el principio que Grecia era insolvente, que los préstamos de rescate no iban a poner al país de vuelta en una pista de la sostenibilidad de la deuda, sino que simplemente se refinanciaban los pagos a los acreedores privados que dejarían el país. También quedó claro que Grecia nunca sería capaz de devolver los préstamos del rescate, ya que estas medidas no resuelven o incluso empiezan a abordar el problema de la insolvencia, sino simplemente cambian la deuda de manos, de los tenedores de bonos a la troika. El noventa por ciento de los préstamos fue directamente a los acreedores. En realidad, las propias reglas del juego del FMI prohibían tal estupidez, ya que requieren que un país con una carga insostenible de la deuda reestructure y reduzca su carga de la deuda privada en primer lugar, antes de que pueda acceder a los préstamos del FMI.
Sin embargo, algunos de los ‘principales accionistas’ del FMI estaban interesados en el rescate de sus propios bancos y de los inversores que habían prestado imprudentemente y estaban sobreexpuestos en Grecia. Como resultado, el Directorio Ejecutivo del FMI aprobó rápidamente la ‘cláusula de exención sistémica’, que legalizó los préstamos de rescate a Grecia, a pesar del hecho de que estos préstamos violan la regla de que el FMI no puede prestar en una clara situación de deuda insostenible (es decir, a un Estado insolvente).
El apoyo de los gestores del FMI no fue difícil de conseguir, ya que entonces el Director Gerente, Dominique Strauss-Kahn todavía estaba considerando postularse a la presidencia francesa, y los bancos franceses fueron el beneficiario número uno de la operación de rescate a los bancos extranjeros. Como los bancos alemanes y británicos fueron los segundos y terceros en la lista del rescate, la coalición de los ‘principales accionistas’ a favor de un plan de rescate fue suficientemente fuerte como para superar la resistencia de las voces más prudentes.
Las salvaguardas contra el secuestro político muy necesarias.
Esta tragedia griega es sólo uno de los muchos casos de préstamos irresponsables que el FMI ha tenido que llevar a cabo debido a la presión política por parte de los ‘principales accionistas’, que tienden a secuestrar esta institución internacional de carácter casi universal con 188 países, para sus propios intereses económicos y geoestratégicos. Ejemplos anteriores incluyen el apoyo del FMI a las dictaduras militares pro-occidentales de todo el mundo. Un ejemplo más reciente es el generoso préstamo del FMI a la beligerante Ucrania, que está claramente más allá de las consideraciones de sostenibilidad de la deuda.
A menudo son los miembros más pequeños del FMI los que tratan de evitar que el FMI participe en operaciones de préstamo irresponsables. Paulo Batista, por ejemplo, que representa a Brasil y otros países de América Latina en el FMI argumentó que el Fondo «dio dinero para salvar a los bancos alemanes y franceses, no a Grecia … [y] puso demasiada carga sobre Grecia y no suficiente carga sobre los acreedores de Grecia». Su posición es débil, sin embargo. Por un lado, porque el sistema del FMI de «un dólar – un voto»- da a las pequeñas economías poca influencia. Pero también porque, bajo el sistema actual, el FMI siempre obtiene su dinero de vuelta. No importa cuán irresponsable fuera el préstamo en su origen, las terceras partes seguirán pagando su precio. Por todo esto es muy fácil convencer a la Junta del FMI para que no suscriba operaciones de préstamo por motivos políticos que no tienen sentido desde un punto de vista económico.
La reforma del FMI: de títere político a herramienta de gestión de crisis.
La forma más eficaz para prevenir préstamos irresponsables es dejar claro a los prestamistas que no van a ver su dinero de vuelta si prestan de manera irresponsable. Es por esto que Grecia debería incumplir sus pagos de los préstamos del FMI y forzar al FMI a que renunciara a su cobro. Esto fortalecería considerablemente las voces más prudentes en los procesos de toma de decisiones del FMI.
Sólo la introducción de un riesgo de incumplimiento puede convertir al FMI en una institución de crédito responsable. Sólo incorporando al FMI en las reestructuraciones de deuda soberana puede asegurar que los recursos del FMI no se utilicen en el futuro para rescatar a los acreedores privados. Grecia tiene ahora la oportunidad de desencadenar un proceso necesario de reforma del FMI, o mejor un proceso de rendición de cuentas: se trata de hacer que el FMI se adhiera a su negocio principal, que se abstenga de préstamos políticos en nombre de ‘los principales accionistas’, y pase a proporcionar liquidez de emergencia a países en situaciones excepcionales de crisis de liquidez, de acuerdo a reglas claras y justas.
Por supuesto, las grandes potencias continuarán participando en el crédito político y geoestratégico, incluso si no pueden seguir instrumentalizando el FMI para ello. Y en cualquier caso, alguien tendrá que reponer al FMI las pérdidas sufridas a través de operaciones de préstamo irresponsables del pasado. Sin embargo, parafraseando a Yanis Varoufakis, quizás en algún momento la mayor parte de miembros del FMI desee mostrar el dedo corazón a los ‘principales accionistas’ y decirles: “y ahora resolved este problema vosotros mismos”.