Este viernes 8 de marzo de 2019, volvemos a hacer huelga. Las compañeras llenamos las calles para denunciar el sistema capitalista patriarcal que nos somete a sus mecanismos de represión, profundizando desigualdades e injusticias.
Once años después del principio de la última crisis financiera, económica, social y ambiental, las mujeres tenemos más razones que nunca para manifestarnos.
La gestión de la crisis financiera de 2008 ha mostrado como las élites políticas están al servicio de los intereses financieros y corporativos, y no del lado de los intereses de sus ciudadanas. ¿Un ejemplo? El escandaloso cambio en el artículo 135 de la Constitución Española, poniendo la deuda (en muchos casos ilegal e ilegítima) por encima de la inversión en cuidados sociales. El incremento de la partida de pago de la deuda en los Presupuestos Generales del Estado ha tenido un efecto especialmente demoledor en las mujeres y colectivos sensibles, ya que son las más afectadas por los recortes en sanidad, educación o políticas de dependencia.
Es justamente la gestión de las élites políticas occidentales la que ha llevado al continuo aumento de desigualdades sociales durante los últimos años. Los cuerpos feminizados han estado siempre más precarizadas en los diversos niveles de la estructura económica -en el ámbito del trabajo asalariado, acceso a recursos, etc.-, pero el actual momento de crisis ha agravado el impacto sobre sus condiciones de vida material y, por tanto, también sobre otros aspectos, como son los psicológicos, emocionales y de salud.
En el caso del Estado español y en el ámbito del empleo, por ejemplo, las desigualdades han crecido durante la crisis: las mujeres acceden más a trabajos de jornada parcial, reciben sueldos inferiores y tienen más contratos temporales. Esto tiene un efecto también a largo plazo en las trabajadoras actuales, debido a que el sistema de protección social, como son las pensiones y el paro, se basa en un modelo contributivo y, por tanto, en base a las cotizaciones realizadas durante la vida laboral.
Exigimos de nuestras/os políticos un acto de valentía y dignidad para dar respuestas concretas a la agresión financiera y corporativa que extrae sus beneficios en base de la explotación y invisibilización de las tareas reproductivas y de cuidados que mayoritariamente seguimos ejecutando nosotras.
#Feliz8M
¡Seguimos!