Propuestas ecofeministas para la acción climática, contra las falsas soluciones – El caso de Madagascar


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El informe ‘Propuestas ecofeministas para la acción climática. Cómo los cambios de deuda y los mercados de carbono impiden transiciones justas y urgentes’ denuncia las falsas soluciones que empujan el retardisme climático, a través del caso de estudio de Madagascar. Elaborado por el ODG, en colaboración con la entidad malgache CRAAD-OI.

El 10 de noviembre ha empezado la COP30, y se estrena la tercera década de estas cumbres de las Naciones Unidas para afrontar la emergencia climática. El ODG haremos seguimiento presencial, para informar sobre qué está pasando en la Conferencia de las Partes, y también participaremos en la Contracimera. Gobiernos de todo el mundo se reúnen en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) en Belém, Brasil. Dentro del análisis de las COP, en ediciones anteriores ya hemos detectado que se están promoviendo falsas soluciones, que no abordan de raíz las causas del cambio climático. Con la publicación de este informe continuamos la tarea de seguimiento y de fiscalización de unos espacios de decisión globales que tendrían que ser clave para abordar el escenario de multicrisis en que vivimos, pero que anteriormente han acabado haciendo propuestas insuficientes o directamente inútiles para hacer realidad una transición justa.

En este informe, elaborado por Nicola Scherer del ODG y Zo Randriamaro, de la entidad malgache CRAAD-OI, tomamos tres ejemplos de las actuales negociaciones de la COP30 de mecanismos ineficaces para superar los múltiples retos a los cuales nos enfrentamos. Decimos que son “falsas soluciones” porque ni resuelven la crisis climática ni ofrecen el cambio estructural necesario para reducir las desigualdades. Investigando Madagascar como caso emblemático, desenmascaramos los cambios de deuda por acción climática (debt swap, en inglés) y los mercados de carbono. Ambas políticas son presentadas como soluciones climáticas por los gobiernos malgache y español, y esta visión cuenta con todo el apoyo de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Aun así, benefician principalmente los países y las corporaciones enriquecidas, y no contribuyen a generar el cambio sistémico imprescindible para afrontar la emergencia climática.

También defendemos que un mecanismo para una transición justa válido a la COP30 tiene que incluir la noción de reparaciones, reconociendo las deudas ecológicas, coloniales y reproductivos con el Sur Global y con las mujeres. En la COP30, los gobiernos se tendrían que comprometer con soluciones climáticas, y políticas valientes y transformadoras para superar los múltiples retos y dar un paso adelante hacia un mundo más justo. En el informe ofrecemos propuestas para garantizar estas soluciones justas a la deuda y a la financiación de la acción climática. A pesar de centrarnos en el caso de Madagascar, esta experiencia es extrapolable a otros muchos estados del Sur Global, que sufren la doble violencia de las consecuencias de un cambio climático que no han provocado, y de un sobreendeudamiento que se suma al expolio continuado del colonialismo, el racismo y el extractivismo.

No es la primera vez que investigamos el impacto de la emergencia climática y de la transición energética en Madagascar. También en colaboración con CRAAD-OI, recientemente hemos elaborado un trabajo de campo sobre la minería de tierras raras en la isla, y cómo está afectando a la población local, a los ecosistemas y al sostenimiento de la vida.

Algunas de las recomendaciones políticas por una acción climática ecofeminista recogidas en el informe:
  1. Afrontar la crisis de la deuda y la deuda climática
    1. Los países del Norte Global tienen que comprometerse a reconocer y registrar sus deudas históricas y ecológicas y ofrecer mecanismos de compensación a los países, como Madagascar, que sufren pérdidas y daños a consecuencia de la crisis climática.
  2. Un nuevo objetivo financiero justo, equitativo y adecuado
    1. Los compromisos de financiación para la adaptación han de satisfacer las necesidades de adaptación, que se prevé que superen los 300.000 millones de dólares anuales por al 2030.
    2. Los fondos tienen que provenir de los países del Norte Global, de acuerdo con los principios de responsabilidades comunes pero diferenciadas, y capacidades respectivas, así como con el principio de “quien contamina, paga”.
  3. Dar apoyo a una transición justa
    1. Los planes de transición justa tienen que reconocer el trabajo de cuidados como un requisito esencial para la transformación de las sociedades hacia economías de bajas emisiones, y tienen que incluir políticas para eliminar las desigualdades de género existentes.
    2. Las medidas adoptadas a la COP30 no tienen que perjudicar los derechos fundamentales ni los medios de vida de las comunidades de los países del Sur Global. Las tierras —incluyendo los territorios de los pueblos indígenas, las tierras agrícolas y los bosques— tienen que quedar excluidas del artículo 6.4 del Acuerdo de París.
  4. Reparaciones: reivindicar las deudas climáticas, coloniales y reproductivos para unas políticas climáticas justas
    1. Reconocer la deuda climática —definida como la responsabilidad histórica y moral de aquellos que han provocado la crisis climática— para implementar reparaciones y compensar los daños causados a los países y pueblos afectados.
    2. Reconocer las deudas reproductivas, teniendo en cuenta los costes intergeneracionales, de cuidados, culturales y sociales derivados de la crisis climática, mayoritariamente invisibles y soportados por las mujeres. Espacios como la COP30 tendrían que ser espacios de reconocimiento de estas deudas pendientes.

Una COP30 con múltiples retos

Las negociaciones climáticas actuales tienen lugar en una situación multilateral deteriorada. Los conflictos internacionales y la militarización se intensifican, y los dos años de genocidio en Gaza muestran la carencia de voluntad del Norte Global para defender los derechos humanos de todo el mundo. Además, gobiernos de derecha y extrema derecha —como la actual administración Trump en los EE. UU.— bloquean y deslegitiman los espacios de toma de decisiones multilaterales como la COP, de forma que dificultan una gobernanza global democrática. A pesar de que no se espera que la delegación estadounidense asista a la COP30 de Belém, influirá en las negociaciones desde fuera y seguirá compitiendo con la segunda economía mundial, China, como ya ha hecho en las COP anteriores. Además de los múltiples retos políticos, nos enfrentamos a retos estructurales de fondos. La emergencia climática es más devastadora con cada año que pasa, y amenaza los medios de vida de miles de millones de personas y de especies —especialmente en el Sur Global.

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Esta publicación ha sido cofinanciada por la Unión Europea y el Ayuntamiento de Barcelona. Su contenido es responsabilidad exclusiva del Observatori del Deute en la Globalització (ODG) y no necesariamente refleja las opiniones de los organismos financiadores.

La publicación se enmarca en la campaña europea #EraOfJustice, que llevamos a cabo en coalición con decenas de entidades que promueven la justicia climática, financiera y los ecofeminismos.

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