Climática | La Fábrica Bonita: una pequeña historia de energía y apoyo mutuo


“No tenemos elección, este es nuestro lugar de trabajo. Intentaremos resistir”. Para impedir su cierre, los trabajadores de una fábrica italiana apuestan por emprender una “reconversión industrial desde abajo” controlando ellos mismos los medios de producción. Una comunidad energética de Canarias se ha comprometido a comprarles sus paneles fotovoltaicos. Artículo de Alfons Pérez, investigador del ODG, para Climática.

La GKN de Florencia (Italia), una fábrica de componentes de automóvil con 400 trabajadores, lleva dos años en lucha para evitar su cierre definitivo. Su resistencia es ciertamente inspiradora y su propósito aún más: conseguir una reconversión industrial desde abajo en una fábrica socialmente integrada, la Ex GKN for future. “No tenemos elección, este es nuestro lugar de trabajo. Intentaremos resistir”, señalan.

De todas formas, me gustaría explicaros la historia de ‘la Fábrica Bonita’ sin entrar en tecnicismos, ni metiéndome en embrollos teóricos ni conceptuales. Al fin y al cabo, y en resumen, es un pequeño paso para forjar cadenas de suministro de tecnologías un poco más justas. Una propuesta modesta pero singular porque pone en valor el potencial de la confianza y el apoyo mutuo, dos verdaderas armas de construcción masiva en nuestros tiempos.

Todo comienza hace poco más de un año con la perseverancia de un joven compañero italiano, Emanuele, un Friday for Future incansable. Emanuele me comentó que ‘la Fábrica’, así bautizamos al Collettivo di Fabrica, el grupo de trabajadores en lucha de la GKN con un fuerte apoyo de los movimientos sociales y del territorio, tenía un plan de reconversión industrial desde abajo llamado Ex GKN for Future. El for Future no era fruto de la casualidad. Por si alguien se perdió por el camino, la chavalada climática que inundó las calles en 2019 hace tiempo que se emancipó de la figura de Greta Thunberg y siguen operando desde muchos otros frentes.

Volviendo al tema, “reconversión industrial desde abajo” sonaba muy bien a oídos del Observatori del Deute en la Globalització (ODG), la organización a la que pertenezco, así que concretamos una reunión con Dario, trabajador de GKN. Su lucha cautivaba sin vender humo: Dario mezclaba a partes iguales propuesta y autocrítica; él se suministraba su jarabe de palo.

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