Necesitamos trabajar menos para repartir el trabajo productivo y reproductivo, y hacerlo en actividades que nos permitan seguir habitando este planeta», reflexiona Alfons Pérez, del Observatori del Deute en la Globalització (ODG).
Llevamos más de un año de malas noticias. El imaginario colectivo está castigado por las restricciones, las cifras de personas fallecidas, la incertidumbre, el desconcierto y un futuro que no parece demasiado alentador. Entre tanta oscuridad, ¿existe alguna manera de extraer lecciones de la pandemia que puedan proyectar un futuro ilusionante? La respuesta es sí. Y la propuesta es la reducción de la jornada laboral, una medida que en este momento histórico puede ser una palanca de cambio para la justicia social, ambiental y de género.
El 1 de mayo de la recuperación económica
Seguramente, este 2021 será la primera conmemoración del día de la clase trabajadora dentro de nuevo ciclo de movilizaciones que tendrá que lidiar con eso que se ha venido a llamar recuperación económica. Y la cosa no va a estar nada fácil.
La dificultad viene por diferentes situaciones que se entrelazan y retroalimentan. La primera cosa destacable es que el coronavirus no tiene la culpa de todo porque la crisis de 2008 nunca desapareció ¿Cómo se explica, si no, que las grandes empresas no soportaran ni un solo mes de pandemia? Desde el principio, corporaciones como Repsol, Naturgy, Iberia, Vueling, OHL pidieron liquidez y ERTES a instituciones nacionales y europeas, sin que las instituciones públicas exigieran una mayor protección de las personas trabajadoras u otros criterios sociales y ambientales.
El segundo hecho destacable es que los venerados fondos europeos Next Generation EU, a los que el Estado español opta hasta 140.000 millones de euros, vienen acompañados con la ya conocida disciplina europea. Sin duda, la mayor preocupación para Bruselas son las reformas laboral, fiscal y las pensiones. En la parte laboral y hablando en plata: a Bruselas le gusta la reforma de Rajoy y cree que se debería profundizar para acabar con la dualidad del mercado de trabajo español. Para ello necesita ‘aliados nacionales’ como Nadia Calviño, y marca de cerca a políticas como Yolanda Díaz. Además, los fondos forman parte de los prácticamente 7 billones de euros inyectados por instituciones públicas nacionales y europeas en tiempos de pandemia que provocarán sobreendeudamiento y medidas de ajuste y austeridad. Es decir, podríamos volver a la casilla del 2008.
Tercer apunte, y ahí ya entramos más en materia. Esta recuperación, a diferencia de otros momentos históricos de recuperación poscrisis, se está caracterizando como verde. La Green Recovery o Recuperación Verde que promueven el Banco Mundial, el FMI, la OMC, la Comisión Europea, etc., propone una colaboración público-privada donde las corporaciones lideren la transformación de la economía para un futuro verde y digital. Verde en un sentido tan amplio que las grandes empresas con una fuerte responsabilidad histórica sobre el cambio climático pueden ser protagonistas. Digital, haciéndonos creer que todo se puede digitalizar y que, de la misma manera que la mecanización nos prometía una vida sin esfuerzos físicos, la digitalización nos permitirá comandar nuestra vida desde el sofá con una pantalla. Eso sí, las grandes corporaciones saben perfectamente que digitalización rima con reestructuración. Sus agendas digitales tienen una orientación clara de sustituir personas trabajadoras por máquinas obedientes. (…)
Autor: Alfons Pérez
Publicado: 30 de abril
Foto: Reuters
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