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Grecia: ahora empieza la hora de la verdad.


Sergi Cutillas. ODG. Publicado en La Directa

Este domingo 25 de enero hay elecciones generales para elegir el parlamento de Grecia, del que debe salir un nuevo gobierno. Las encuestas otorgan a la coalición SYRIZA (traducido significa Coalición de Izquierda Radical) una victoria clara. Las sensaciones en Grecia reflejan que SYRIZA es ya el partido victorioso de las elecciones, en forma de alegría y esperanza del bando de SYRIZA y de resignación en el otro, que ve que a pesar de sus intentos de descalificar y atemorizar, las encuestas mejoran día a día para SYRIZA.

Ahora la pregunta interesante debe ser qué escenarios se abren ante la victoria de SYRIZA. SYRIZA declara que cancelará inmediatamente el programa de austeridad asociado al ‘rescate’ de la Troika y que renegociará la deuda con el objetivo de cancelar al menos un tercio del capital, reducir los intereses y extender los plazos de pago. La posición de SYRIZA en los últimos días ha dado un giro a la izquierda, tomando más solidez y credibilidad para enfrentarse a la Troika y a los gobiernos que imponen la austeridad. El partido de Tsipras, a pesar de mostrar un tono amable y moderado similar al de Obama en su primera campaña electoral, sabe que se acerca el momento de la verdad. De hecho en estos momentos Grecia ya experimenta fugas de capitales, aunque no en un nivel alarmante, y ya se encuentra en una situación de control de capitales, no oficial pero sí oficiosa, como medida de precaución -hay limitaciones para sacar dinero del banco y muchos cajeros automáticos están vacíos.

La razón es clara, si SYRIZA llega al gobierno se opondrá a las medidas neoliberales incluidas en el memorando del ‘rescate’ y se iniciará lo que en la jerga negociadora se llama el «juego de la gallina», que es un enfrentamiento en el cual dos partes -en este caso acreedores y deudores- se dirigen a la colisión esperando que sea el otro -la gallina- quien se aparte. Este dilema, que es a menudo representado con dos coches dirigiéndose el uno contra el otro, intentando ambos ser los últimos en apartarse, fue usado como analogía por Bertrand Russell para explicar la carrera armamentística y la escalada nuclear durante el periodo guerra fría. La globalización y la financiarización de las economías tras la rotura del patrón oro y el abandono de los tratados de Bretton Woods entre 1970 y 1972 ha permitido las élites occidentales -articulades a través de sus estados y el sistema financiero transnacional- utilizar la misma estrategia colonizadora contra estados con economías más débiles, creando crisis de deuda y de divisas en numerosas ocasiones.

La deuda pública actual en Grecia, 174% del PIB, es superior a la deuda que Grecia tenía antes de sufrir una reestructuración en 2012, que era del 157%. Esto ya nos indica el despropósito que han supuesto las políticas aplicadas por la Troika y el gobierno conservador griego. La Troika, basándose en sus proyecciones, asegura que la continuación de la aplicación de las medidas de austeridad permitiría reducir la deuda hasta el 127% a finales de la década. Estas proyecciones se basan en supuestos completamente irreales, que pueden ser considerados erróneos en caso de que un otorgue a instituciones como el FMI, con todos sus economistas ‘prodigio’, el beneficio de la incompetencia mayúscula que se repite durante décadas, o directamente mentira por parte los que más bien vemos componendas y crueldad planeada en las élites financieras. La realidad es que con supuestos más de acuerdo con los niveles de inflación y crecimiento actuales la deuda no se reduciría más del 5% durante lo que queda de década. Por tanto Grecia, por muchos esfuerzos que haga, no puede reducir su sobredimensionada deuda pública, por lo que podríamos decir que en la práctica se encuentra en una situación de quiebra.

La entrada de SYRIZA al gobierno en este contexto nos permite, con el objetivo de resumir y simplificar el análisis, representar cuatro resultados posibles del enfrentamiento de éste con la Troika:

El primer escenario es el del rechazo por parte de la Troika y el resto de países de la UE a renegociar las condiciones del rescate y de la deuda griega, por lo que SYRIZA ante la posibilidad de quiebra y de salida del euro optaría por continuar aplicando las medidas de austeridad. Este escenario supondría un gran desánimo y un fracaso para las esperanzas de cambio. Parece altamente improbable que el gobierno de en Tsipras opte por esta vía.

En el segundo escenario serían la Troika y el resto de estados de la UE que aceptarían su derrota, cancelando gran parte de la deuda griega y permitiendo la aplicación de las medidas de redistribución de la riqueza de SYRIZA. Este escenario sería el preferido por la izquierda en toda Europa, ya que supondría el principio del fin del modelo neoliberal y una referencia a seguir por el resto de países del sur de Europa que están en una situación similar. Este escenario es también improbable, ya que supondría que la élite internacional permitiera que esta ola de cambio extendiera.

En el tercer escenario ninguna de los dos bandos cedería, llevando a una fuerte colisión. Este escenario implicaría la quiebra no acordada del estado griego y la salida de Grecia de la eurozona. La quiebra que enfrentara una dura oposición de los países de la UE supondría que los impagos del Estado, de los bancos y de algunas empresas griegas se contagiarían al resto de la eurozona, provocando una nueva crisis financiera. Se están emitiendo suficientes señales desde un lado y del otro -como el nuevo plan de Draghi- para que esta situación de ‘choque de trenes’ no llegue a su máxima expresión, aunque la incertidumbre del entorno político y económico no permite asegurar que no suceda.

El cuarto escenario es similar al anterior, pero llegando a un acuerdo para no hacerse demasiado daño. Las dos partes darían la imagen de no haber cedido demasiado, pero acordarían cuál es la manera de llevar a cabo el desacuerdo sin crear un terremoto demasiado destructivo para Grecia ni para el conjunto de la eurozona. En este caso se podría dar la situación de un impago importante de la deuda griega y de una salida del euro acordada, con un posible retorno si Grecia cumpliera una serie de condiciones, que posiblemente nunca se llevaría a cabo. Obviamente, acordó el desacuerdo también es algo difícil, que abre nuevos subjuegos a la vez, con sus propios resultados, que pueden ser más o menos favorables para unos y otros. Este parece el escenario más probable.

Al día siguiente de las elecciones comienza un periodo de gestión de una negociación que determinará el escenario resultante y, en gran medida, el futuro de la eurozona. SYRIZA y Grecia deben tener un éxito suficiente si la llama de la esperanza en el Sur de Europa tiene que continuar viva. La única manera creíble por parte del futuro gobierno de SYRIZA para enfrentar este juego de decisiones es dar a entender al otro bando que su posición es creíble y que no dará un paso atrás, por lo que se debe tener un plan B sólido y creíble. Dicho de otra manera, no puede ir de farol. Éste fue uno de los puntos débiles de SYRIZA en 2012, ya que durante la campaña electoral se evidenció que no tenía preparado ningún plan alternativo por si este escenario se producía. Las amenazas de expulsión provenientes de Alemania y la incapacidad de reaccionar convenciendo a los electores ante estos ataques hicieron perder las elecciones a SYRIZA.

En esta ocasión SYRIZA ha madurado, se enfrenta al dilema declarando que quiere aplicar el plan A, de negociación y permanencia en el euro, pero sabiendo que probablemente tenga que llevar a cabo el plan B de impago unilateral y de salida de el euro. Da señales de estar preparada incorporando a su equipo a Costas Lapavitsas, especialista en temas monetarios que ha defendido que la única manera de salir de esta situación para Grecia es preparar un plan para el impago de la deuda y la salida del euro, e incorporando en su discurso el mensaje de que Grecia puede resistir sin refinanciarse hasta agosto, que es cuando tiene los vencimientos más importantes de deuda. Aunque es muy difícil que Grecia pueda resistir la presión de los mercados durante tanto tiempo, la declaración muestra la determinación necesaria para resistir.

Para ser aún más fidedigno SYRIZA debería declarar la ilegalidad del programa de austeridad que han aplicado los anteriores gobiernos griegos, como afirman varios informes oficiales publicados en 2013 y 2014, y denunciar el gobierno de Samaras por no haber realizado una auditoría de las finanzas del estado después de haber recibido ayudas de otros estados, incumpliendo así el punto 9 del artículo 7 del reglamento de la UE de mayo de 2013 que dice: «Un Estado miembro sometido a un programa de ajuste macroeconómico debe hacer una auditoría exhaustiva de sus finanzas públicas a fin, entre otras cosas, de evaluar las razones por las que se ha incurrido en niveles excesivos de endeudamiento y de detectar cualquier posible irregularidad.»

La denuncia de las medidas de austeridad y la realización de una auditoría de la deuda que incluyera la ciudadanía, harían que la población griega pudiera enfrentar esta situación difícil, en el que la realidad difícil se impondrá a los discursos y las campañas excesivamente optimistas, permitiendo a la población superar el miedo y ponerse al lado de su gobierno. La realidad es que el ejercicio de la soberanía estatal en forma de impago unilateral de deuda tiene riesgos reales que se deben comunicar a la población sin ambigüedades, así como que la historia nos demuestra que los países que han realizado impagos unilaterales deuda han salido más beneficiados que los que han continuado aplicando los programas de austeridad.

Formaciones como Podemos y Bloco de Esquerda, que en un futuro próximo pueden encontrarse en la situación de tener que formar gobiernos en el Estado español y Portugal, deben prepararse para enfrentar este difícil dilema con un plan B creíble y valiente. La única manera de que este sea creíble es prepararse para la colisión y hacer que la población esté al lado del gobierno. En esta situación la ambigüedad no es insuficiente, ya que antes de llegar a este punto habrá que haberse preparado, además de habiendo expresado un mensaje de esperanza, con una explicación clara de las presiones que generarán los mercados financieros y los riesgos reales de enfrentarse a ellos, así como de la necesidad de ir más allá de este miedo a la que nos querrán someterse.

La campaña de auditorías ciudadanas de la Plataforma por la Auditoría Ciudadana de la Deuda, pretende ser un trabajo de pedagogía y de concienciación en esta dirección, que permita lograr la vinculación y el coraje social que nos hará falta para salir de la trampa de la deuda. Esta campaña puede ayudar a un gobierno a enfrentar esta situación tan difícil, siempre que éste tenga la determinación firme y de hacerlo abiertamente. Evitar los debates trascendentes y realmente importantes sobre la posibilidad de tener que enfrentar una salida del euro y de tener que llevar a cabo un impago de la deuda de manera unilateral, como hizo SYRIZA en las elecciones del 2012, debilitan la posición de cualquier partido o gobierno, que llegado el momento de la verdad necesitará que la población se mantenga firme a su lado, ya sea ante campañas de miedo vacías de contenido, así como de situaciones de riesgo real de que sólo serán asumibles con coraje colectivo si queremos cambiar la historia.

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