- El Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG), Ecologistas en Acción y otras organizaciones europeas presentan un informe que desmonta los mitos que rodean al proyecto del gasoducto MidCat, demostrando que los pretendidos beneficios no son tales.
- El MidCat ni es necesario para la transición energética, ni conlleva beneficios climáticos; antes bien, forma parte de una apuesta energética que pone un combustible fósil en el centro, lo que nos alejará del cumplimiento del Acuerdo de París. Tampoco servirá para asegurar el suministro gasista, ni para diversificar las fuentes de gas.
- El proyecto MidCat es un proyecto carísimo que no servirá tampoco para abaratar los precios del gas; no responde al interés común sino al interés particular de la empresa Enagás. Las organizaciones firmantes del informe le piden al gobierno francés que rechace el proyecto.
Enagás ha estado promoviendo durante más de una década la construcción del gasoducto MidCat, un proyecto de infraestructura de gas altamente controvertido entre Francia y España, que se enfrenta a una oposición cada vez mayor a ambos lados de los Pirineos. Este proyecto cuenta con el respaldo decidido del gobierno español y del Comisario Arias Cañete. La Comisión europea decidió incluirlo a comienzos de 2018 en la lista de Proyectos de Interés Común (PIC); estos proyectos son candidatos a recibir financiación comunitaria y a beneficiarse de unos trámites agilizados. Unos y otros defienden la pretendida necesidad de este proyecto para fortalecer la resiliencia del sistema gasista europeo, para asegurar la independencia del gas ruso, o para garantizar la seguridad energética europea, además de vender el gasoducto como parte de la necesaria apuesta europea por el gas para la descarbonización de la economía.
Sin embargo el proyecto solo ofrece serias dudas económicas, medioambientales y climáticas y actualmente cuenta con la fuerte oposición de docenas de organizaciones ecologistas, plataformas ciudadanas, y miembros del Parlamento Europeo. El propio regulador francés de la energía considera que el proyecto MidCat es innecesario, especialmente para el sistema de seguridad de suministro francés. Además un reciente estudio encargado por la Comisión Europea a la consultora Pöyry deja aún más claro que el proyecto no tendrá ningún impacto en la seguridad de suministro de ambos países. Por ello Ecologistas en Acción, ODG, Friends of the Earth Europe, y Amis de la Terre presentan un informe que recopila y desmonta todos los mitos sobre la supuesta bondad de este proyecto y piden al gobierno francés que se oponga al mismo.
El informe muestra como no hay tiempo para que el gas pueda jugar ningún tipo de papel como energía puente hacia un futuro limpio y renovable. Si Europa quiere cumplir con el objetivo climático del Acuerdo de París debe librarse de los combustibles fósiles en unos pocos años. Una apuesta energética que pasa por construir grandes infraestructuras de gas -incluyendo las interconexiones como MidCat- diseñadas para permanecer activas en torno a 50 años, es incompatible con ese escenario deseable.
No caben tampoco argumentos que hablan de la necesidad del MidCat para garantizar el suministro de gas a Francia y España, ya que ambos sistemas gasistas son ya de por si muy resilientes y tienen el suministro garantizado, como se explica en el informe. Tanto Enagás como el Comisario Arias Cañete han defendido en repetidas ocasiones que el MidCat serviría para garantizar una mayor diversificación del suministro, permitiendo una mayor independencia del gas ruso. Sin embargo la diversidad del suministro está ya de por sí bastante garantizada tanto en España como en Europa, gracias tanto a otros gasoductos ya existentes como a una dotación de terminales de regasificación absolutamente sobredimensionada, que permite la importación de gas desde puntos muy diversos. Además el argumento de que gracias a esta tubería España pueda suministrar gas a Europa es insostenible después de un reciente informe encargado por la Comisión europea, que demuestra que los flujos gas hacia el país vecino no existirían. El gobierno francés debería por tanto tomar buena nota y oponerse a este proyecto que nada le va a aportar a su país.
Los estudios demuestran que, en caso de que algún día, en situaciones muy concretas y difíciles de que se den, el gas fluyera por este gasoducto, lo haría desde Francia hacia España y muy probablemente sería gas procedente de Rusia, lo que anula de base la razón principal que motiva la apuesta de la Unión europea por el gas: conseguir una mayor independencia del gas ruso. Apoyar un proyecto de 3000 millones de euros que no va a tener ningún beneficio energético, climático, o económico, no es mirar por el interés público, sino apoyar los intereses particulares de empresas como Enagás. Es lo que están haciendo el gobierno español y el Comisario Arias Cañete. Esperemos que el gobierno francés no haga lo mismo.
Contacto prensa: premsa[at]odg.cat