Desde el Observatorio de la Deuda en la Globalización, en el presente estado de alerta y de emergencia sanitaria fruto del brote del COVID-19, sumándonos al sentido de responsabilidad colectiva y preocupación de muchas durante estos días, queremos compartir algunas reflexiones.
Creemos que el actual momento de crisis, lamentablemente destapada a raíz de un virus que se está llevando la vida de miles de personas, evidencia una más profunda, que es la de un sistema económico que prioriza los mercados a las personas, y la de la gestión política que se ha hecho durante las últimas décadas de la crisis multidimensional, de cuidados, social, ecológica, en la que nos encontramos a nivel internacional.
Si el agravamiento de la crisis de cuidados ya era evidente antes del inicio de la emergencia sanitaria, en el actual momento se hace más palpable que nunca, impactando especialmente en las mujeres, trabajadoras y precarias. El sistema actual se sostiene a costa del trabajo gratuito o hiperprecarizado de mujeres en el ámbito de los cuidados; el mismo sistema extractivista, responsable de la crisis ecológica y climática.
Se habla de que una nueva crisis económica está a punto de estallar. Nosotras estimamos que nunca salimos de la de 2008, y que estamos entrando en una fase de profundización de la misma. Que la crisis -económica y social, además de la sanitaria- que aflora es la gota que ha colmado el vaso.
Valoramos que las medidas planteadas para paliar la actual crisis sanitaria son insuficientes porque se construyen sobre un modelo neoliberal, financiarizado, etapa actual del sistema capitalista heteropatriarcal. A nivel del Estado español, evaluamos las medidas sociales y económicas comunicadas el pasado martes 17 de marzo por parte del Gobierno como todavía insuficientes, y vemos urgente su ampliación para garantizar los derechos de la ciudadanía, especialmente de las familias, trabajadoras y precarias.
Nos preocupa también que la financiación de la propuesta política pueda recaer, una vez más, en la ciudadanía a través de deuda pública. Es por ello, que creemos que el sector privado debería estar sometido al público sin compensación económica -y no al revés- en los diversos ámbitos que cubren las necesidades de las personas, como se evidencia es especialmente urgente en el caso de la sanidad, pero también en muchos otros.
Ahora que se para el mundo, tenemos que poner la vida en el centro. La salida vendrá, como lo venimos repitiendo tantos movimientos sociales, feministas, ecologistas, sindicales, rurales y barriales, de las propuestas de los ecofeminismos que ya se vienen gestando en nuestro territorio y en todo el mundo. Tanto la economía feminista como la economía ecológica deben cruzar las propuestas de un nuevo modelo económico que pueda encauzar la crisis multidimensional que estamos pasando.
También creemos importante no dejar nunca de lado la solidaridad con los países del Sur global, que sufren o sufrirán de forma desigual, y en muchos casos de manera agravada, esta pandemia sanitaria.
Por último, queremos enviaros un fuerte y sentido abrazo. Nos encontramos ciertamente en una situación muy difícil, pero estamos convencidas de que si hay alguna manera de salir adelante, será juntas, juntas e, incluso, revueltas.
¡No nos confinemos socialmente!