RTVE | La deuda ahoga al Sur Global: cuando el pago de intereses eclipsa al gasto en servicios públicos


Hasta 54 países, la gran mayoría en el sur global, gastan más en pagar su deuda que en sanidad o educación. El actual sistema financiero y el alto coste en intereses dificultan que estos Estados salgan de esa situación y la deuda ahoga el Sur Global.

Unos 3.300 millones de personas —siete veces la población de la Unión Europea— viven en países que gastan más en pagar los intereses de su deuda que en sanidad o educación, la gran mayoría en el sur global. En un contexto de disminución de la ayuda internacional, que cayó un 7% en 2024, la carga de la deuda deja a millones de personas sin acceso a servicios esenciales, mientras que la meta de los objetivos internacionales de desarrollo sostenible se aleja cada vez más.

En 2024, la deuda pública de los países en desarrollo ha alcanzado los 31 billones de dólares, lo que representa el 31% del total mundial, según el último informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Además, aunque los países en desarrollo representan el 39% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial, en ellos vive el 83% de la población global y se enfrentan a «importantes déficits de financiación» de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

La deuda, una fuente de lucro

«No hemos llegado hasta aquí de un día para otro», explica a este medio la investigadora del Observatorio de la deuda en la globalización (ODG), Nicola Scherer. Por un lado, habla de causas históricas que se asentaron desde la época colonial y menciona la descolonización a cambio de recursos; pero también señala que «la situación del sobreendeudamiento nace en el propio sistema financiero, donde la deuda por sí misma es una fuente de ingresos y de lucro».

Los países más ricos —los del norte global— prestan dinero y obtienen un beneficio a través de intereses que se establecen según lo arriesgado que sea invertir en un país u otro. Sin embargo, a partir de la crisis de 2008, entran en el juego actores privados, como bancos y fondos de inversión, que mueven «muchísimo dinero» y que se lo prestan, sobre todo a los países del sur. «Porque cuanto mayor es el riesgo, mayor es el beneficio […] Es un negocio riesgoso, pero muy atractivo para aquellos actores privados que quieren lucrarse prestando dinero a países empobrecidos», subraya Scherer.

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