Salvador Illa impulsa en Corea de Sur la planta de baterías Lotte (Tarragona), una de las más importantes del centenar que están en trámite. Para el ODG, la premisa puede que no sea guardar más electricidad, sino consumir menos.
Un mes después del gran apagón, que dejó sin luz al conjunto de España y Portugal, las plantas de baterías para guardar electricidad han servido para iniciar el debate sobre las fórmulas más adecuadas para almacenar la energía sobrante, un supuesto que se da especialmente con las renovables, que hoy en día no disponen de infraestructuras suficientemente flexibles y sólo producen en función del sol o el viento que haga. Por esta razón, las plantas de baterías podrían convertirse en una estructura de apoyo para las renovables, aunque los trámites burocráticos largos y algunas limitaciones técnicas son sus principales frenos.
Más allá de su viabilidad, se levantan ya algunas voces, como las de los ecologistas u otras entidades, que cuestionan la necesidad de impulsar un modelo energético extractivista o la apuesta por un consumo excesivo. Aunque en Catalunya todavía no funciona ninguna, la Generalitat tiene sobre la mesa un centenar de proyectos, de los que la mayoría iniciaron los trámites el año pasado. Algunas plantas como la que prevé la empresa coreana Lotte en Montroig del Camp (comarca del Baix Camp, en Tarragona) ha levantado fuertes protestas de grupos ecologistas y medioambientales, pero también ha recibido el apoyo incondicional del Govern y del president de la Generalitat, Salvador Illa, en su visita a la empresa en Corea del Sur.
Desde el Observatori del Deute en la Globalització (ODG), investigadores del área de energía y clima recuerdan que el apagón del 28 de abril volvió a evidenciar “las disfunciones del sistema eléctrico para almacenar energía, aunque la premisa puede que no sea guardar más electricidad, sino quizá consumir menos”. La reclamación del ODG se enmarca en los requisitos intensivos de materiales derivados de la apuesta por instalar plantas de baterías. «La extracción de litio, tungsteno o sodio se hace en minas de Chile o Australia. Por tanto, somos dependientes de los recursos primarios, tenemos limitaciones tecnológicas para transformarlas y tampoco disponemos de las herramientas para el desarrollo de la electrificación».