Los investigadores Alfons Pérez y Josep Nualart, del Observatori del Deute en la Globalització (ODG), analizan las claves en torno al precio alcista del gas.
Si ya estáis pensando en encender la calefacción o si os gusta cocinar caldo y legumbres, aunque sea a fuego lento, este artículo os interesa. El gas va a ser el protagonista del invierno. A los sobresaltos de los récords históricos de la electricidad ahora habrá que sumarle los del precio del gas, que conllevarán, a su vez, nuevos récords en la electricidad.
Sobre el precio de la luz se han escrito cantidad de artículos, pero sobre el gas aún queda mucho de lo qué hablar. El objetivo del presente texto es acercar algunas de las claves del contexto alcista de los precios del gas porque, desgraciadamente, irán a más.
Qué nos cuentan y qué no sobre la subida del precio del gas.
La mayoría de argumentos sobre el aumento del precio del gas se centran en una combinación entre una fuerte recuperación económica, un pasado invierno más frío -sobre todo en Asia-, y la consecuente reducción del almacenamiento de gas. Además, las olas de calor de los pasados meses han provocado un mayor uso de los aires acondicionados y la demanda eléctrica, en un momento de caída de la generación eólica, ha sido cubierta por gas.
Son menos las voces que apuntan a los hechos estructurales y físicos. Como señala Antonio Turiel en su blog The Oil Crash, ha habido una reducción del suministro de gas por parte de los máximos proveedores europeos, Rusia y Argelia. Los dos países están en su pico de extracción. Argelia, por ejemplo, tiene serios problemas para seguir exportándolo por el agotamiento de las reservas y por el aumento del consumo interno (más del 90% de su electricidad se genera a través de centrales térmicas de gas). En 2015, la empresa francesa TOTAL intentó llevar a cabo operaciones de extracción por fracking pero fueron frustradas por las protestas populares en todo el país que denunciaban el neocolonialismo energético.
Por tanto, la subida del precio del gas tiene motivo físico: el progresivo e irreversible agotamiento del propio recurso.
¿Cómo se compra?
El Estado español carece de recursos propios y prácticamente el 100% del gas es importado de Argelia, Nigeria, Catar, Noruega, y Trinidad y Tobago. Su compra tiene mucho que ver con las relaciones entre empresas comercializadoras y empresas de extracción.
Una parte importante de la compra de gas, aproximadamente el 50% en la Unión Europea, se realiza a través de contratos bilaterales a largo plazo (10-20 años) que buscan estabilidad en las relaciones gasistas. Esto fue un reclamo histórico de los exportadores porque necesitaban hacer grandes inversiones en plantas y gaseoductos, y querían asegurar el retorno de la inversión. En estos complejos contratos se fijan los precios del gas y las cláusulas para revisarlos.
Las disputas son frecuentes y también acaban afectando a nuestras facturas. En el año 2007, el tribunal de arbitraje de Paris dio la razón a la empresa argelina Sonatrach cuando esta quiso revisar al alza los precios a los que vendía el gas a Gas Natural Fenosa (ahora renombrada como Naturgy). Sonatrach cobró su deuda entrando en condiciones ventajosas en el accionariado de GNF, pero una parte de esa deuda, exactamente 164 millones de euros, fueron considerados “costes del sistema”, es decir, se transfirieron a nuestras facturas.
Autor: Alfons Pérez i Josep Nualart
Publicado: 01/12/2021
Foto: @CEphoto, Uwe Aranas (CC BY-SA 4.0)
Enlace: https://www.climatica.lamarea.com/precio-del-gas-analisis/