¿Qué hay detrás del #PreparEU?


El pasado 26 de marzo la Comisión Europea publicó la que ha denominado “Estrategia de preparación de la UE”, un documento que recoge treinta acciones para “prevenir y reaccionar ante nuevas amenazas y crisis”. Desgranamos en que consiste el #PreparEU.

Las cabeceras digitales abrían con el titular del kit de emergencia por 72 horas que todos los hogares deberían preparar para sobrevivir los primeros tres días en caso de encontrarse en una situación de crisis derivada del cambio climático o de un conflicto bélico. Sin entrar en valoraciones sobre la frivolidad o no del vídeo de la Comisión Europea, ni en la idoneidad de una propuesta de salida individualista ante un supuesto desastre inevitable, desde el ODG analizamos qué hay realmente detrás de la estrategia #PreparEU.

Del #RearmEU al #PreparEU

Semanas después del anuncio de la Unión Europea sobre la necesidad de rearmar Europa, con 800.000 millones de euros para la industria armamentística, y de la advertencia a los países miembros del aumento de inversión en defensa, llega un nuevo anuncio que refuerza los eslóganes de los últimos años. El #PreparEU, sin embargo, no es una estrategia nueva, sino que es la retórica que acompaña y justifica la necesidad de prepararnos para las amenazas y las posibles agresiones que puede sufrir Europa los próximos años. Y en este saco incluye tanto los acontecimientos meteorológicos extremos, como los ataques cibernéticos o una agresión militar. Para la UE, todos estos son igual de peligrosos y los considera riesgos potenciales.

Las respuestas a estas amenazas diversas se centran básicamente en la cooperación militar entre países miembros, la coordinación entre cuerpos civiles y militares, las colaboraciones publicoprivades y las propuestas de resiliencia basadas en la autonomía estratégica (equipar la UE para gestionar interdependencias en línea con sus intereses y valores, en un contexto de tensión geopolítica creciente) y el almacenamiento previsor de bienes y recursos. Además, el #PreparEU se enmarca en la idea extendida entre las cúpulas de la UE a incentivar la industria militar como parte del motor económico necesario para asegurar el crecimiento económico de la región.

Alimentos, medicamentos y minerales críticos

La estrategia describe la resiliencia como la capacidad de preservar y recuperar cuanto antes mejor las funciones sociales vitales durando y después de una situación de emergencia. Ahora bien, es sorprendente como en su esquema aparece al mismo nivel el acceso al agua para beber y los servicios bancarios o espaciales; o en el caso del acceso a los recursos, cuando contempla del mismo modo los bienes esenciales y los minerales críticos. En este sentido, además, se señala que esta estrategia tiene que tener en cuenta la importancia de sostener el liderazgo tecnológico y la competitividad industrial.

Preparacionismo individualista de la población

En cuanto a la guía de preparación para la población, se destacan unas recomendaciones para el almacenamiento de suministros básicos, conocimiento de refugios, y otras medidas para proteger las personas, los animales y –atención– la propiedad. No habla de la necesidad de construir lazos de solidaridad, de abrir las puertas a quienes más lo necesita, establecer protocolos y prioridades por aquellas personas con situación de más vulnerabilidad, sino que se limita a promover la lógica de la responsabilización individual de tener las herramientas para afrontar las amenazas, dentro del paradigma neoliberal.

Menciona puntualmente las personas migradas, pero no establece por ellas ninguna medida que facilite su situación administrativa o que contemple la excepcionalidad del momento en relación con los trámites burocráticos a la hora de acceder a determinados derechos o servicios. Solo hay que fijarse en lo que ha pasado con la DANA en el País Valencià, donde no se han contabilizado las desapariciones de personas sin registro y tampoco han tenido acceso a las ayudas puestas a disposición de las afectadas, a causa de su situación administrativa “irregular”.

Colaboraciones público-privadas para salvar el mercado

La colaboración público-privada será un pilar crucial de la estrategia: “la agricultura, la pesca, la industria y los negocios tienen un rol muy importante al mantener las funciones vitales y los servicios esenciales”. La estrategia, pues, contempla reforzar las colaboraciones público-privadas para asegurar los suministros básicos a través de almacenamientos estratégicos, procesos de adquisición conjunta, contratos marcos de diversificación de fuentes y “soluciones circulares” para reducir los riesgos de disrupciones en el mercado global. Generalmente, estas alianzas entre sector público y privado implican procesos de privatización de servicios públicos o bienes comunes, ponen por delante la eficiencia y el beneficio económico por encima del interés general y no aseguran una provisión adecuada del servicio. En esta línea, no se menciona en ningún momento que en momentos de emergencia prevalezca el interés público al interés económico, ni que en un determinado contexto las empresas se tengan que poner al servicio del Estado para la conservación de las funciones sociales vitales.

En definitiva, se trata de una estrategia comunicativa que acompaña la oleada belicista, justifica el incremento de gasto militar y elacaparamiento de recursos estratégicos para el mantenimiento de un sistema capitalista que no tiene ninguna intención de retirarse, ni siquiera en momentos de excepcionalidad, donde hay vidas que corren peligro. Desde el ODG vemos con preocupación esta tendencia y consideramos que una estrategia de preparación resiliente y justa priorizaría la prevención, adaptación y reparación ante el cambio climático, el fin y desescalada de la guerra, así como la protección de los intereses y los bienes comunes ante los privados.

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